¿Qué deudas tiene la Generación Y?

Cuáles son las principales deudas de los millennials y de qué manera el escenario actual influye en estas. 

No todo es color de rosas en la vida financiera de las personas nacidas entre 1984 y 1994. Y es que, según un estudio de Price Waterhouse Company, sólo el 24% de estas cuenta con educación financiera básica.

En este sentido, existe una buena parte de la Generación Y que no sólo no registra sus gastos a diario, sino que tampoco ahorra ni menos invierte, pero todavía peor, tiene numerosas deudas. 

Estas son las principales deudas que contraen los millennials

Tarjetas de crédito

Es sabido que una de las grandes filosofías de vida de los pertenecientes a la Generación Y es disfrutar el presente lo máximo posible. Como se exhibe en esta nota de El País, este fenómeno también podría resumirse con la frase: "trabajar para vivir, no vivir para trabajar".

Más que acumular grandes bienes o adquirir una casa o un auto lujoso, los millennials prefieren vivir experiencias como comer y cenar fuera de casa, y viajar, a veces con demasiada frecuencia.

En este sentido y, según un estudio compartido en LinkedIn, los “plásticos” representan el 34% de la deuda de los millennials, donde además de los gastos fijos, el desglose del uso de este medio de pago es el siguiente: 

• Comida y salidas a bares o restaurantes (31%).
• Ropa, zapatos y accesorios (28,5%).
• Viajes y experiencias (13,5%).
• Cursos (4%).
• Gadgets (2,5%).

Créditos hipotecarios

Considerando los datos obtenidos por la plataforma Mejorescondiciones.com, el chileno promedio tiene deudas hipotecarias por $62.313.206, donde los hombres superan en número a las mujeres, y el segmento entre 30 a 39 años exhibe el mayor nivel de deuda.

Esta realidad refleja un alto nivel de sobreendeudamiento, no sólo a causa de eventos recientes como la pandemia o las crisis sociales y políticas, sino que como una relación de larga data entre el creciente costo de las propiedades, y un nivel de ingresos que se mantiene estable.

De aquí que la opción de seguir viviendo con los padres, compartir casa o arrendar inmuebles indefinidamente, sea una realidad tan aceptada dentro de esta generación.

Créditos estudiantiles

Como señala este artículo sobre las deudas de los millennials y sus hábitos de consumo, esta generación se ha tenido que incorporar a la vida laboral en una época económica desfavorable en comparación a sus predecesores.

El aumento del costo de la vida y la disminución de los beneficios económicos, así como también el fenómeno de la inflación, han contribuido a que los sueldos de esta fuerza laboral no rindan como lo hacía en el pasado.

En este sentido, una vez llega la hora de pagar sus créditos estudiantiles que, a diferencia de las becas, deben ser devueltos después de egresar o titularse; comienza el problema. Y es que, si bien es una deuda “buena”, el pago de esta obligación se convierte en una carga que impide abordar otros hitos de la vida, por lo que muchas veces las personas declinan pagarla.

Créditos automotrices

Pese a que no son los mayores consumidores del mercado automotriz, una parte importante de los millennials ha debido contraer una o más deudas para comprar su primer y segundo automóvil.

Sin embargo, dado el mismo fenómeno del aumento del costo de la vida, hoy son unos de los principales deudores de este tipo de crédito. De hecho, de acuerdo a un reportaje de La Opinión, estos se han atrasado a una tasa del 2,14%, en comparación con el 1,66% de antes de la pandemia.

Para los expertos, otros factores que inciden en este problema son la edad y los precios actuales de los vehículos, ya que actualmente estas personas se sienten listas para realizar compras más importantes como lo son los autos, mientras el mercado automotriz sigue subiendo sus precios, incluso en el caso de los ejemplares usados.

El beneficio de controlarlo a tiempo

No todas las deudas son malas, pero cuando se dejan de pagar, pasan a ser un gran dolor de cabeza.

Para evitar mayores problemas, lo mejor es analizar si realmente se necesita adquirir un auto o viajar, por ejemplo. A veces posponiendo este tipo de gastos, se disfrutan más las cosas y qué lleguen cuando tengan que llegar.